• abril 15, 2020

Opinión: un puerto seguro

Opinión: un puerto seguro

Por: Carlos Alberto Campo Ríos.

Cuando me pidieron estar en el Grupo de Bioseguridad de la Sociedad Portuaria de Santa Marta me sentí honrado por la gran responsabilidad y el rol protagónico que tenemos en estos tiempos de pandemia.

Me despoje de aquellos pensamientos temerosos que rondaban mi cabeza y el aura maligna que origina el pensar encontrarse en algún contenedor al ‘señor’ Covid-19, mandándolos a la ‘papelera’ de mi cerebro que se impermeabiliza para cumplir de la mano de mis compañeros cada día el reto de exportar e importar sueños con seguridad.

Cada uno de los hombres y mujeres que laboramos las 24 horas durante los 365 días del año en la Sociedad Portuaria de Santa Marta nos debemos sentir honrados, cumplimos un rol preponderante en esta época de pandemia al unirnos dejando a un lado los temores, para convertirnos en el Puerto de entrada y salida de los productos del agro colombiano que abastecen los mercados del país y el mundo.

Todos los días que llego a mi lugar de trabajo me entregan los elementos de protección, paso a una cabina de limpieza para ingresar a las instalaciones, donde es usual encontrarme con máquinas fumigadoras que permanentemente están desinfectando las áreas y cuatro veces al día los buses que transportan a los empleados que tienen al servicio un equipo de médicos especialistas en Salud Ocupacional e ingenieros de Seguridad y Salud Laboral; y enfermeras que examinan al personal las 24 horas del día al igual que un servicio de ambulancia en caso de alguna emergencia. Otras medidas adoptadas están relacionadas con el Teletrabajo en algunas áreas y la Telemedicina para los empleados con quebrantos de salud.

Cada proceso es supervisado con lupa por el Sistema de Vigilancia Epidemiológica y de Prevención de la terminal marítima que no deja escapar el más mínimo detalle para garantizar que el ‘señor’ Covid-19 no ingrese por el Puerto de Santa Marta, siendo hoy en día un Puerto seguro que piensa en un país y en nuestras familias. Todo este engranaje implementado por el Puerto de Santa Marta lo describiré en detalle en cada columna para mostrar el blindaje que tenemos diseñado para la contención de esta pandemia mundial.

Cada ser humano es responsable de su PROPIA BIOSEGURIDAD, por eso les diré con el respeto que merece cada ciudadano, que me causa tristeza observar camino a mi lugar de residencia como se pasean por el Centro de Santa Marta sin ninguna protección como si desconocieran la realidad que afronta no solo una ciudad sino el mundo entero sumido en una crisis de salud pública a causa del ‘señor’ Covid-19 y que las listas de fallecidos superan los dedos de la mano.

Me pregunto: ¿No existe conciencia social para entender que el aislamiento preventivo logrará mitigar la curva para que no se disemine el virus? Es en ese momento que no encuentro una respuesta para aliviar la profunda tristeza que causa la irresponsabilidad de algunas personas que deben entender que hasta el momento no existe cura para la enfermedad, pero tenemos como medida el aislamiento para decirle al ‘señor’ Coronavirus que NO entre a nuestros hogares.

Si todos los que no tendrían que salir de sus casas no lo hicieran, seriamos una ciudad segura, seriamos una ciudad cívica, por ello mi primer mensaje es orar al Señor Jesucristo, lavarse bien las manos de cuatro a ocho veces al día o las veces que usted lo considere necesario, utilizar el tapabocas en los casos establecidos por las autoridades nacionales porque todo empieza en el hogar de cada uno de nosotros…Todos somos responsables, todos podemos enfrentar al ‘señor’ Covid-19.

El Puerto de Santa Marta estableció medidas más allá de la norma, les aseguro que no existe una empresa más protegida en salud en estos momentos que la nuestra, pero sí usted que está en casa en aislamiento preventivo se le da por salir de juerga con sus vecinos de nada sirve el esfuerzo de todos los Médicos, Enfermeras, Bacteriólogas, Bomberos, Policías, Ejército y tantas legiones de verdaderos héroes.

Piense no en usted, piense en su madre, en sus hijos, en su novia, piense que esto le puede dar a cualquiera, sin distingos de raza, sexo o de poder económico alguno.

¡Por favor!… Acatemos las normas y recuerden nuestra responsabilidad es cuidarlos a todos.

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