- junio 29, 2023
Exportaciones manufactureras, una tarea pendiente en la integración de América Latina
Las exportaciones de la región se han mantenido en el mismo nivel desde la década del noventa. Para mejorar esto, las exportaciones manufactureras tienen oportunidades crecientes que, sin embargo, han sido desaprovechadas.
América Latina no sobresale por sus exportaciones manufactureras ni por el dinamismo de su comercio intrarregional.
En las dos últimas décadas, el peso de las manufacturas en las exportaciones totales de bienes cayó en todos los países sudamericanos. Asimismo, la CEPAL ha dicho que el escaso dinamismo del comercio intrarregional desde mediados de la década de 2010 ha afectado particularmente las exportaciones manufactureras, con lo que el perfil exportador de la región sigue basándose en productos básicos y materias primas.
Según el organismo internacional, el déficit comercial de la región en las manufacturas se duplicó como porcentaje del PIB en las últimas dos décadas, al pasar de 3%, en 1995, al 6% en 2021.
A pesar de los múltiples Tratados de Libre Comercio que se han firmado, como es el caso de la Alianza del Pacifico, no hay avances significativos en la homologación de las normas de origen, lo que dificulta el comercio entre países de la región.
La CEPAL invita a conformar un mercado regional amplio
El comercio mundial tiende a un crecimiento bajo, debido a la persistencia del conflicto en Ucrania, el endurecimiento de las políticas monetarias, la crisis energética en Europa y las sanciones de Estados Unidos a China. En Latinoamérica la situación no pinta mucho mejor, en tanto la CEPAL prevé una desaceleración de las exportaciones regionales en 2023.
Las dificultades del mercado mundial convierten a la integración regional en una oportunidad inigualable para lograr que las exportaciones manufactureras —que vienen aumentando su participación en los intercambios intrarregionales— lleguen a mercados más amplios.
La misma CEPAL invita a avanzar en la conformación de un mercado regional amplio y estable que genere escalas eficientes de producción y promueva encadenamientos productivos intrarregionales.
Por ahora, la región solo es un actor relevante a nivel mundial en la industria automotriz y en la de alimentos, bebidas y tabaco, y su capacidad exportadora se encuentra concentrada en las economías de mayor tamaño.
Un estudio de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) identificó tres cadenas con potencial para fomentar la integración productiva de la región: alimentos procesados para animales, productos químicos (cosméticos, productos de aseo, plaguicidas y otros de uso agropecuario) y servicios de informática.
Poca integración regional
Los esfuerzos de América Latina de insertarse en el comercio mundial con mayor profundidad no han sido exitosos. La CEPAL señala que, si bien los aranceles aplicados al comercio exterior han pasado en las últimas décadas de 12% a 7%, el intercambio intrarregional se mantuvo estancado.
En contraste, en Europa el comercio intrarregional tiene valores cercanos al 60% del total, mientras que en América del Norte llega al 45% y en el Este y Sudeste de Asia al 35%, afirma la CAF.
Si bien se realizó una cumbre de presidentes de Suramérica en Brasilia y ya se había realizado el 23 de enero una de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, el tema de la integración económica estuvo en lo fundamental ausente de esas reuniones.
En diversas reuniones gubernamentales, realizadas durante el último lustro e incluso antes, se ha insistido en que la integración económica de América Latina puede ser una plataforma para potenciar las exportaciones manufactureras, no solo intrarregionales sino hacia otras regiones.
Para la integración regional es importante la promoción de la agilización de los trámites, conocida como facilitación del comercio. Según la OMC, el trabajo conjunto en la interconexión eléctrica, la mejora en la infraestructura, incluyendo carreteras, ferrocarriles y puertos no se está realizando eficazmente.
Tampoco se ha avanzado significativamente en la integración productiva y en la participación en las cadenas regionales y globales de valor, lo cual facilitaría las exportaciones manufactureras.
Oportunidades desaprovechadas
Las cumbres presidenciales se han concentrado en temas políticos tales como la situación de Venezuela, los derechos humanos y el crimen transnacional.
Unasur está paralizada desde 2018. De los doce países de Suramérica, actualmente solo cuatro son miembros —Bolivia, Surinam, Guyana y Venezuela— , lo cual la volvió irrelevante y con poca capacidad de convocatoria y un papel menor en las exportaciones manufactureras.
La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que celebró recientemente una cumbre y se apresta a hacer otra con la Unión Europea, se concentra también en el diálogo político. Aunque algunos han vuelto a promoverla, la Celac no es un acuerdo de integración sino un mecanismo de diálogo político, con muy poco desarrollo institucional.
La última cumbre presidencial suramericana, antes de la de Brasilia, fue realizada en 2014 en el marco de Unasur. Entre ambas, las diferencias fueron notables. En la cumbre más reciente, el presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, prácticamente vetó a Nicolás Maduro, pidió no crear más organizaciones y señaló sus críticas al Mercosur, pues son conocidas sus intenciones —en contra de la opinión de sus socios— de suscribir un Tratado de Libre Comercio con China.
Gabriel Boric, de Chile, hizo énfasis en la importancia de la integración cultural, las migraciones y el cambio climático, pero nadie habló de la integración productiva y menos de las exportaciones manufactureras.
Tomado: portal MásColombia