• noviembre 4, 2022

Comprar productos en el exterior es un trámite de alta complejidad

Comprar productos en el exterior es un trámite de alta complejidad

En octubre comenzó Gran Hermano, un programa donde ciertos participantes deben esforzarse por permanecer dentro de un lugar siendo monitoreados constantemente por un ente que les recuerda las reglas del juego. Pero no me refiero al programa de TV sino al nuevo sistema que administra todas las importaciones de nuestro país.

Es así porque la reciente normativa eliminó el SIMI para crear uno mucho más completo fortaleciendo el control preventivo, seguimiento y monitoreo de las operaciones; y para autorizar el acceso al mercado de cambios para su financiación y plazo de pago, así como el de los servicios prestados en el exterior.

El triunvirato está compuesto por la AFIP, la Secretaría de Comercio y el BCRA, todos reunidos en un Comité de Seguimiento y Evaluación. El escenario principal es el SIRA, sistema donde los despachantes registran las operaciones y los operadores van visualizando los bloqueos que corresponden a cada situación y organismo, así como la fecha autorizada para el pago de la operación. Si el importador no tiene la capacidad económica o financiera que la AFIP considera mínima o a su criterio ha desvirtuado el régimen con prácticas abusivas, directamente no podrá registrar la operación en el SIRA, habilitándolo a realizar un reclamo vía electrónica.

Luego comienza el trabajo de la Aduana revisando antecedentes del importador y hasta sospechas de sub o sobrefacturación de operaciones y -en paralelo- la Secretaría de Comercio Interior analiza las mercaderías con Licencias Automáticas (LA) y la de Comercio Exterior las que tienen No Automáticas (LNA). Ya en agosto el Gobierno había decidido extender estas últimas a miles de posiciones arancelarias, quedando alcanzadas el grueso de las importaciones del país. Cada uno de estos organismos ahora tienen 60 días como plazo máximo para expedirse.

Como todo sistema nuevo, el SIRA mostró un lento avance al principio y los operadores aún están intentando familiarizarse con los procedimientos, la información que éste suministra y los criterios de aprobación. A dos semanas, se encontraba un 29% de las declaraciones sin resolver y el 51% observadas (el 25% por LA y el 75% por LNA), mientras que el restante 20% correspondía a declaraciones ya aprobadas o concretadas en importaciones.

En cuanto a aspectos cambiarios, siguen rigiendo fuertes limitaciones, aunque la principal novedad consiste en que ahora al registrar la SIRA el importador debe informar el plazo estimado para realizar el pago, contado desde que la mercadería es desaduanada, a lo cual el sistema devolverá una fecha a partir de la cual aquél podrá hacerlo, fijada por el BCRA, sin atenerse a normas previas, como fue el régimen anterior. Es decir, ya no existen límites cuantitativos en base a parámetros conocidos de antemano por el importador.

Pero una preocupación importante es sobre la posibilidad de realizar pagos anticipados, o a la vista, o hacerlo antes del plazo provisto en la SIRA. Esto es así porque en más del 93% de los casos el BCRA definió plazos superiores a los solicitados y sólo en el 1,4% los respetó. Además, solo en el 55% de las solicitudes se autorizaron plazos inferiores a 180 días.

Hasta la redacción de esta nota, con una SIRA aprobada, quienes tengan divisas en bancos locales podrán usarlas para pagar sus compras de manera anticipada a lo que ésta diga, bajo ciertas condiciones. Las compras de bienes de capital podrán pagarse a la vista hasta el 80% del total de la compra y el restante 20% al registro del despacho de importación. Y quienes cuenten con “Certificación de Aumento de las Exportaciones de Bienes” también podrán escapar a estos plazos.

Por último, se creó la Cuenta Corriente Única de Comercio Exterior (CCUCE) para que los bancos informen a la AFIP los cierres de cambio por pagos de importaciones y de servicios, pero éstos no podrán hacerlo sin antes consultar ahí cada una de las operaciones de venta solicitadas. Mientras, los consumidores son espectadores de este juego y se limitan a ver cómo varían los precios de la economía al valor del dólar real (MEP o CCL), como principal termómetro del clima imperante.ß Tomado: La Nación

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *